Salir a comer fuera de casa, supone para los padres de un niño celíaco una verdadera responsabilidad y una constante vigilancia. Es muy frecuente que, en el comienzo de la edad escolar, los niños celiacos se topen con mayores dificultades para llevar una dieta acorde con su intolerancia al gluten.
La enfermedad celíoaca es una intolerancia permanente al gluten, proteína presente en cereales como el trigo, la cebada, la avena y el centeno. Parece, por lo tanto, fácil de controlar si evitamos estos cereales, pero sin duda es mucho más difícil de lo que creemos los que estamos ajenos a esta problemática.
Actualmente, hay una enorme cantidad de alimentos elaborados que contienen el gluten procedente de estos cereales: embutidos, helados, golosinas, aderezos de comida... Así que, hasta que el niño celiaco sea suficientemente mayor para poder conocer y controlar el mismo su alimentación, sus padres tendrán que supervisar las etiquetas de los alimentos, y consultar marcas en una guía de alimentos elaborados libres de gluten que les proporciona la asociación de celiacos a la que pertenezcan.
Aunque esta enfermedad cada vez es más conocida, hay personas que todavía no la conocen o simplemente no le dan importancia a que una persona celiaca ingiera gluten, si se trata de pequeñas cantidades.
La ingesta ocasional de gluten no supone un grave riesgo para la vida de un niño celiaco, pero sí una inadecuada absorción delos nutrientes de los alimentos para una correcta salud y desarollo, con lo cual no me extraña en absoluto que, para los padres de un niño celiaco, el hecho de que éste coma fuera de casa pueda suponerle una preocupación importante.
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