lunes, 11 de noviembre de 2013

CÓLICOS EN EL LACTANTE

Suele darse en el primer trimestre y se caracteriza por episodios de un llanto agudo en el bebé que parece inexplicable y que altera a un niño que por lo demás parece sano, saludable y tranquilo durante el resto del tiempo.
El cólico suele comenzar tras las tomas, aunque es cierto que puede aparecer en cualquier momento y a cualquier hora sin estar relacionado con la toma. Estos episodios son más frecuentes durante la tarde o la noche y pueden llegar a durar hasta 2 horas. Suelen comenzar a partir de la primera semana de vida y pueden prolongarse durante los primeros 3 meses de vida con una frecuencia diaria.
Pueden ser acompañados de movimientos en el lactante como flexión de las piernas sobre el abdomen, flexión de brazos, apretar los puños, muecas diversas, irritabilidad general y emisión de gases intestinales.

Causas

El cólico del lactante es un trastorno muy frecuente (más del 30% de lactantes lo padecen en alguna medida) de causa desconocida, aunque hay muchos factores que pueden estar implicados en su aparición. El pediatra intentará remediar esta situación y le indicará tratamientos variados hasta encontrar aquél que le vaya mejor.
En algunos casos, el llanto está producido por causas digestivas, la más frecuente de las cuales es la intolerancia a las proteínas de la leche que toma el niño (si toma biberón —la leche está adaptada a partir de la leche de vaca—) o porque la madre ingiere excesivos productos lácteos (si las tomas son del pecho).
Pero en la mayoría de ocasiones existe un aumento en la producción de gas intestinal o una incapacidad para su correcta eliminación. Esto puede deberse, como hemos dicho, a una intolerancia a la lactosa de la leche. Pero casi siempre ocurre por una mala técnica de alimentación, en la que el lactante traga demasiado aire, más el hecho de que pasa muchas horas en posición horizontal en la cuna. También se cree que los cólicos podrían estar causados por un aumento en la producción de algunas hormonas del intestino (motilina, gastrina, etc.) que incrementarían demasiado la frecuencia e intensidad de los movimientos intestinales.


¿Qué se puede hacer?

  • Mantén siempre la calma: llevar el niño al pediatra al menos una vez para comentar el problema de los cólicos. 
  • Comprobar que no está hambriento o demasiado lleno. 
  • Intentar que coma a gusto y se coja bien al pecho o a la tetina del biberón. A veces, el lactante no come a gusto por varias causas.
  • Levantarlo y cogerlo en brazos. 
  • No le dar de comer cada vez que llora.
  • Evitar que duerma excesivamente durante el día. 
  • Mantener al niño en posición vertical durante el mayor tiempo posible, procurando que no se sienta incómodo.
  • Procurar que se sienta confortable.
  • Darle un baño templado o cántale y háblale. 
  • Usar el chupete como último recurso.


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