viernes, 8 de noviembre de 2013

FIEBRE EN NIÑOS

Para entender realmente qué es la fiebre, es necesario conocer al hipotálamo. El hipotálamo está en el centro del cerebro. El hipotálamo sabe a qué temperatura debe estar el organismo de una persona y envía mensajes al resto del cuerpo para que se ponga y mantenga a esa temperatura.

La temperatura corporal de la mayoría de seres humanos está alrededor de los 37° C (98,6° Fahrenheit). Cada organismo es un mundo, y por esta precisa razón, algunas personas tendrán una temperatura normal un poco más alta; otras la tendrán un poco más baja.

La temperatura corporal de la mayoría de la gente también oscila levemente a lo largo del día: suele estar un poco más baja por la mañana y un poco más alta al anochecer. En la mayoría de los niños la temperatura corporal permanece bastante constante de un día a otro.

La fiebre suele venir por la entrada de gérmenes a nuestro organismo, produciendo una infección, estas infecciones están provocadas por gérmenes que se introducen en el cuerpo, generalmente bacterias o virus.

En cuanto entran en escena los gérmenes y nos hacen enfermar, liberan determinadas sustancias químicas en nuestro torrente sanguíneo. Cuando nuestro hipotálamo detecta esas sustancias, automáticamente gradúa el termostato del cuerpo. En vez de indicar al resto del cuerpo que debería estar a 37° C (98,6° Fahrenheit), le indica que debería estar a una mayor temperatura.
Los investigadores creen que el hecho de aumentar la temperatura corporal es una forma de luchar contra los gérmenes al convertir el cuerpo en un lugar menos cómodo para ellos. La fiebre también es un buen indicador de que estás enfermo. Sin fiebre, sería mucho más difícil saber que una persona tiene una infección y lo grave que esta es.

Cuando te empieza a subir la fiebre, nuestro cuerpo está intentando calentarse y es por ello por lo que temblamos, para aumentar nuestra temperatura. Es posible que se tenga mucho frío a pesar de que no haga frío en la habitación.
Cuando el cuerpo alcance la temperatura que él crea que es la correcta, es cuando se deja de temblar.

Cuando desaparezca la causa de la fiebre, el hipotálamo indicará al cuerpo que recupere su temperatura normal. Por ejemplo, cuando el medicamento para la faringitis empiece a hacer efecto, el cuerpo empezará a bajar de temperatura y ya no habrá más escalofríos. Empezaremos a sentir calor y el cuerpo se librará del calor extra que habrá acumulado nuestro cuerpo, por ello normalmente se empieza a sudar.

Para casi todos los niños, la fiebre no es un gran problema. En cuanto se trate la causa de la fiebre o remita por sí sola, les bajará la temperatura corporal hasta recuperar los niveles normales. La mayoría de médicos consideran que los niños con una fiebre de menos de 38,9° C (102° Fahrenheit) no necesitan ninguna medicación especial a menos que la fiebre les provoque malestar.

De todos modos, las cosas son muy diferentes cuando se trata de un recién nacido o un lactante de pocos meses. Debería verlos un médico siempre que tengan 38° C (100,4° Fahrenheit) o más.

Si un niño tiene fiebre alta, lo más probable es que el médico les diga a sus padres que le den un antipirético, es decir, un medicamento para bajar la fiebre. Los dos antipiréticos más recomendados son el paracetamol y el ibuprofeno, pero siempre en las dosis mínimas, ya que hay que recordar que estamos tratando con un niño. Ambos bloquean las sustancias químicas que indican al hipotálamo que suba la temperatura corporal. Los niños no deberían tomar nunca ácido acetilsalicílico (el principio activo de la aspirina) para tratar la fiebre porque puede provocar una enfermedad muy poco frecuente pero grave.

Cuando el niño tiene fiebre, se suele decir que hay que beber mucho; esto es muy importante porque cuando el cuerpo se calienta, es más fácil deshidratarse.








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